Quien lo ha padecido y lo ha superado, amigos, familiares o tu médico, te dirán que te va a ir muy bien con el tratamiento. Que el Linfoma es curable, que es un tratamiento corto (relativamente). Siempre tendrán una palabra de aliento, de animo y de cariño para contigo. Algunas veces hasta minimizan el problema y tratan de distraerte para dejar de pensar. Siempre con buenas intenciones y con mucho cariño.
Nadie te habla de tus miedos, nadie te hable de tus sentimientos, nadie te dice que bajas al mismísimo infierno cuando recibes una quimioterapia, nadie te dice lo que te va a doler, nadie te dice lo que vas a sentir cuando pierdes el cabello. Nadie te dice lo triste y desolado que vas a estar ni de la soledad que te acompaña durante este proceso. Tampoco te hablan del miedo.
A pesar de todas las palabras de animo que recibes, de las muestras de cariño y del apoyo incondicional de toda la gente, se siente una soledad y oscuridad que te hacen llegar a las lagrimas y tristeza mas profunda.
No hay consuelo.
Sobran las palabras.
Lo único que necesito es un abrazo largo, que me contenga y poder sentir la sola presencia.
Les puedo contar un poco del miedo que se siente ante una enfermedad de este calibre. El miedo que paraliza, dejas de pensar. Solo te dejas llevar. Te pones y haces todo lo que te dice tu equipo médico porque en lo único que uno piensa es en curarse y recuperar la salud.
Al igual que todos, y a pesar de conocer los efectos secundarios del tratamiento te digo que es difícil, extenúante y doloroso pero vale la pena darse una oportunidad de seguir en este maravilloso viaje llamado vida.
Lo que nos quedará será un buen aprendizaje acerca de lo mucho que apreciamos la vida, lo mucho que debemos cuidar nuestra salud y quedará del Linfoma solo un recuerdo de una prueba difícil pero superable.
¡Viva la vida!
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