Fué un día muy emocionante. Por una parte completé otra etapa de mi tratamiento para vencer al linfoma de hodgkin. Recé con todas mis fuerzas para que esta haya sido la última etapa y no tenga nunca más que pasar por nada similar y haya vencido al linfoma.
Hice sonar la tradicional campana de bronce del MD Anderson 3 veces en señal de que había finalizado mi tratamiento de radioterapia. 19 sesiones, cuatro semanas.
La emoción me llevó a las lágrimas. Abrace a mi marido y a mi hija que estaban conmigo, bendije a los técnicos y a los médicos que hicieron posible ese momento especial.
Esa misma tarde volamos a México. Desde hace nueve meses no he tenido un respiro. Lo único que cruza por mi mente son las diez semanas que tengo que esperar para hacerme un nuevo PET CT y confirmar que el progreso de mis tratamientos ha sido exitoso.
Para mi sorpresa cuando llegue a casa y me encontré con incontables ramos de rosas y arreglos florales con las más hermosas dedicatorias y buenos deseos de la gente que más amo en la vida!
Vivi uno de los momentos más emotivos de mi vida. Por más de una hora y media no pude contener el llanto. Llanto de emoción, llanto de cariño, llanto de gratitud.
Una vez más reitero que el motor principal en esta lucha es mi familia.
Gracias a mi amado esposo, a mis adorados hijos, nueras y nietas, gracias a mi papá, a mis hermanos, cuñados, a mi suegra, primos, tíos. Gracias por estar junto a mi. Gracias por haber luchado conmigo esta batalla. Gracias D-s por darme una familia.
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