Aun después de todas las punciones, piquetes, intervenciones, tratamientos, en fin todo lo que un paciente de linfoma de hodgkin ha pasado, sigo siendo una miedosa de las agujas. Más bien el miedo de volver a entrar a ese estudio llamado PET CT, sentir frío pensar mil cosas que se remueven en la memoria. Mañana me toca. Con todo mi valor reunido en mi persona iré y espero en Dios recibir buenas noticias.
A veces me pregunto si realmente viví este fuerte episodio, ya no siento nada físicamente. Quedó en mi memoria y cuando lo recuerdo pienso que eso no lo viví yo. Es algo que le pasa a otras personas, no a mi.
Mis trofeos y recordatorios diarios me vuelven a la realidad. Pues sigo teniendo mi port a cath mi gastritis y mi cabello corto; mi habilidad para hablar fluidamente mermó un poco así como recordar palabras para poderme expresar. Otro de mis recordatorios es la mala calidad de mi dentadura y encías ya que a raíz de la radioterapia se vieron mermadas. Me duelen los pies al caminar. Tengo catarata causada por el tratamiento. Hormonalmente ya casi estoy normal. Gracias a una tableta que me receta mi ginecólogo vuelvo a sentirme humectada por dentro y por fuera. El beneficio de esto es que no he sufrido los estragos del climaterio.
Otro trofeo que acabó de adquirir es que mi tiroides deja de funcionar normalmente por efecto de la radioterapia que fue muy cerca de la zona y sabíamos que eventualmente sucedería.
La verdad nada de esto me hace sentir anormal. Pues una mujer sana de mi edad más o menos pasaría por todo esto.
Estoy sana! Estoy viva y disfrutando cada momento de mi vida rodeada de mi adorada familia!